Sobre Ramon Costa Jou, un mestre republicà
Era el títol de la portada del dominical del diari “El Pais” d’avui 20 de juliol al voltant de l’exili
republicà a Mèxic.
Aquells homes i dones pogueren
desenvolupar al país d'acollida les capacitats que
aquí els hi van negar.
Deixaren petjada, i tant que la van deixar!
Un d’aquells republicans fou el mestre Ramon
Costa Jou que fundà a Mèxic DF l’escola “Paricio Redondo” i anys després la “Ermilo
Abreu”, escola activa dirigida actualment pel seu fill, Ramon Costa Ayube.
Jesús Octavio Elizondo,
Doctor en Filosofia, professor de Ciències Polítiques i Socials de la UAM comparteix alguns dels
records sobre el “maestro Costa”, aquí transcrits:
“Estimado Javier:
Comparto contigo un par de recuerdos imborrables de Ramón Costa
Jou, nuestro "maestro Costa".
Recuerdo que un
día durante la clase de “Español” (lengua), en sexto de primaria el maestro
comenzó la clase diciendo: “Ya sabemos escribir…. ahora hay que escribir BIEN”.
La última palabra la pronunció con ese tono enfático que tienen los españoles y
que tanto llama la atención por su contundencia. Los alumnos nos volteamos a
ver sorprendidos pues aquello parecía absurdo. Si ya sabíamos escribir entonces
de infiere que escribimos bien ¿no es así? Qué lejos estábamos de comprender
sus palabras y cuántos años nos faltarían para comenzar a escribir BIEN si es
que algún día lo logramos plenamente.
Recuerdo que durante el mismo año escolar mi amigo Miguel Vasallo y yo
confeccionamos en casa un par de armas de madera. A nosotros nos parecían unos
rifles de madera magníficos accionados con ligas de hule disparaban pequeñas
piedras, tapas de botellas, etc. Las habíamos confeccionado convencidos de que
ya que nos sabíamos revolucionarios, había “que hacer la revolución”, con las
armas claro está. A la mañana siguiente llegamos a la escuela portando
orgullosamente nuestras armas. No habíamos dado dos pasos dentro cuando nos
llamaron la oficina de la dirección y nuestras armas fueron “confiscadas” por
las autoridades ante nuestra inmensa sorpresa e indignación. ¿Por qué nos las
habían quitado si no hay acto más noble que empuñar las armas por una causa
justa? Todo el día debatimos al respecto sin encontrar una explicación
razonable y esperamos con ansiedad el momento de terminar la jornada escolar y
“recuperar las armas”. Llegó el momento esperado y corrimos a las oficinas, no
había nadie así es que entramos a la recepción y para nuestro estupor y horror vimos
nuestras rifles infantiles en el bote de la basura ¡destruidos! Alguien los
había hecho pedazos. No lo podíamos creer. Todavía conservo en mi mente esa
imagen. Nadie nos dio una explicación. El mensaje fue contundente.
Del maestro Costa aprendí el valor de la integridad, de la entereza y de
los valores propios del existencialismo y el humanismo. Aprendí a ser
respetuoso, riguroso y responsable en mi trabajo y en mi vida. Nunca lo
olvidaré su porte y su pelo cano. Muchos años después de la destrucción de mi
rifle de madera asistí a su funeral y pude entonces en silencio, agradecerle
haberme enseñado el valor de las ideas, el diálogo y la paz.”
Jesús Octavio Elizondo Martínez. (Ciudad de México)
NOTA: Si voleu saber més del Ramon Costa Jou:
Me ha llenado de emoción tu artículo, soy de la Ermilo también.
ResponEliminaRamón Costa Jou, sin duda llenó de visión aquella mente de tantos que le gozamos, aprendimos y admiramos. También tengo algunas anécdotas hermosas. Me encantaría compartirlas en algún momento. No puedo olvidar ese suave olor de Ramón cuando en múltiples ocasiones acariciaba mi barba para dar algún consejo, mientras con su mano izquierda sujetaba su inseparable pipa. Esas palabras nunca dejarán de sonar suavemente en mi recuerdo.